Cuando hablamos de forma nos referimos a dos realidades: por un lado, la apariencia externa de los objetos (su "cuerpo") y, por otro, el modelo mental que tenemos de ellos (su "alma"). Algunas lenguas emplean distintas palabras para ambos conceptos, otras sólo una. En todo caso, aunque estas realidades son bien diferentes, van siempre unidas, como las dos cara de una misma moneda. Esta conexión entre forma material o perceptiva (cuerpo) y forma general o conceptual ("alma") se pone de manifiesto durante el acto perceptivo. La percepción no es un fenómeno pasivo sino un proceso activo: los ojos sólo son receptores de estimulos, pero la mente, auténtica protagonista de la percepción, recoge esos estimulos y los analiza, sintetiza y relaciona con modelos adquiridos en experiencias previas.
Lema
Si tú menosprecias la pintura, sola imitadora de todas las obras visibles de la naturaleza, de cierto que desprecias una sutil invención que, con filosofía y sutil especulación, considera las cualidades todas de las formas: Mares, parajes, plantas, animales, árboles, y flores que de sombra y luz se ciñen. Esta es sin duda, ciencia y legitima hija de la naturaleza, que la parió, o por decirlo de buen ley, su nieta, pues todas las cosas visibles han sido paridas por la naturaleza y de ella nació la pintura. Con que habremos de llamarla cabalmente nieta de la naturaleza y tenerla entre divina parentela.
Quien reprueba la pintura, la naturaleza reprueba, porque las obras del pintor representan las obras de esa misma naturaleza y, por ello, tal censor carece de sentimientos.
LEONARDO DA VINCI Tratado de Pintura.
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